Recuerdo anatómico
El tibial posterior es un músculo poliarticular que atraviesa las siguientes articulaciones: tibioperoneoastragalina, subastragalina, transversa del tarso y tarsometatarsiana.
- Origen: Porción externa de la superficie posterior de la tibia, dos tercios proximales de la superficie interna del peroné y en la membrana interósea crural.
- Inserción: escafoides, cara plantar de las 3 cuñas y base del II, III y IV metatarsiano.
- Función:
- Extensor, aductor y supinador de tobillo: Inversor del mismo.
- Estabilizador de los arcos plantares
Relación Pie Plano y Tibial Posterior
Las lesiones más comunes que afectan al tibial posterior son la tenosinovitis (inflamación de la vaina protectora que cubre los tendones), roturas (parciales o totales) y tendinosis (degeneración crónica del tendón sin inflamación).
En cuanto a la epidemiología, las disfunciones del tibial posterior es más común en mujeres de mediana edad, 40 años aproximadamente. Los síntomas comunes son la tumefacción difusa, dolor y calor en la parte medial del tobillo y a lo largo de la inserción. Existe dolor en la palpación directa, sobre todo a nivel distal.
Generalmente existe una pérdida gradual del arco longitudinal medial y existe un desgaste excesivo de la suela del calzado a nivel medial del tobillo.
- Un diagnóstico común es la Insuficiencia del Tendón Tibial Posterior, lo cual está asociado a una pérdida progresiva de la fuerza de este músculo y por tanto, de la función: suele relacionarse a un pie plano adquirido.
- Una pronación excesiva contribuye a la compresión del tendón del tibial posterior a nivel de su inserción. De esta forma, aumenta la tensión de dicha zona, la cual está muy vascularizada, y directamente influye en la resistencia del músculo.
- Un aumento no progresivo de la carga del pie, así como un aumento repentino de la actividad muscular, sobrepeso y algunas enfermedades tipo vasculares e inflamatorias afectarán negativamente al músculo y provocará una disfunción del tibial posterior.
- La prueba de elevación del talón (ponerse en puntillas) es un elemento clave en el diagnóstico: la pronación aumentará de forma exagerada y se producirá desequilibro o directamente, incapacidad de realizar este movimiento.
- La radiografía, ecografía o resonancia magnética nos ayudará a conocer la situación del tendón, disposición de los huesos del pie y valorar las estructuras colindantes.
El principal tratamiento, salvo casos excepcionales, es potenciar y fortalecer el tibial posterior. Es decir: fisioterapia.
Clasificación de Johnson y Strom
Para valorar la función del tibial posterior existe la clasificación de Johnson y Strom, que consta de 4 estadios:
- Estadio I: Es la fase de tendinopatía con tumefacción local a nivel de la inserción del tibial posterior y su trayecto es doloroso a la palpación (tendón intacto).
- Estadio II. Se presenta una tendinopatía con elongación del tibial posterior que condiciona dolor, metatarsalgia, valgo del talón y eventualmente hallux valgus. Se presenta pie plano valgo y pronado que puede ser corregido en forma pasiva.
- Estadio III. El tibial posterior se encuentra roto y el tejido óseo se encuentra afectado, condicionando valgo severo del retropié y un antepié aducto. La subastragalina presenta datos de artrosis y la deformidad se torna rígida.
- Estadio IV. La caída del arco longitudinal es irreductible, existe valgo del retropié, así como un colapso del astrágalo con cambios degenerativos a nivel de la subastragalina, de la articulación astragaloescafoidea y la articulación del tobillo está involucrada.
Conclusiones sobre la disfunción del tibial posterior:
- La disfunción del tibial posterior es una lesión COMÚN.
- Prevenir mejor que curar. El diagnóstico es clave para evitar confusiones con otras patologías.
- Pie plano progresivo y unilateral es un síntoma típico de un tibial posterior alterado.
- La pronación se puede corregir mediante potenciación de la musculatura debilitada, entre otros tratamientos. Las plantillas se deben utilizar como tratamiento complementario.
- La pronación de tobillo está relacionada con la disfunción del tibial posterior.